Importancia de la Familia
La familia es el primer contacto humano que tiene un individuo y resulta muy importante por ser el grupo de pertenencia con el que puede identificarse, aprender y recibir contención.
Puede estar conformada tanto por una pareja como por un grupo numeroso. El tipo de relaciones puede ser diverso, por el parentesco de sangre, por la propia elección del lazo, por la adopción o por una unión legal o religiosa.
De la poligamia a la monogamia
La familia es tan importante en la historia de las sociedades desde los comienzos de la civilización, en las que las personas se organizaban en castas. Muchos grupos indígenas practicaban formas de sociedad en las que los lazos más importantes eran los de obediencia a un jefe en común a todas las familias.
La familia de tipo sindiásmica era típica de algunas culturas indígenas. Consistía en familias en las que el matrimonio no se tenía exclusividad, es decir, que se tenían permitido la poligamia o infidelidad.
Con la expansión de la religión católica en todo el mundo se afianzó el matrimonio de tipo monogámico, en la que el matrimonio se mantiene en exclusividad.
Desarrollo individual en un núcleo familiar
La familia es importante en todas las etapas de la vida y es el grupo que más valores puede transmitir a un individuo. Además, es el ámbito en el que más se desarrolla o manifiesta la personalidad desde la infancia y la adolescencia, es un grupo de protección y de contención. Es el primer ámbito de convivencia entre los individuos, también un lugar donde hay amor y cariño entre los integrantes.
El crecimiento individual acompañado de la familia es una garantía de estabilidad, de tradición y también de contemplación y adaptación a las circunstancias personales de cada uno. Cuando el grupo familiar no logra la correcta funcionalidad entre los valores que transmite, la contención y el amor, pueden surgir problemas en el individuo que marcan su vida de manera negativa y dependerá de su fortaleza para superar esas marcas.
El trabajo y la organización familiar
La actividad productiva es un condicionante fundamental para la familia. La mayoría de las personas debe trabajar muy duro para poder mantener su hogar, dedicándole muchas horas al día al trabajo, disponiendo de poco tiempo para estar con su familia. Es necesario alcanzar un equilibrio entre la labor y el tiempo con la familia, a fin de mantener un estilo de vida sano.
En la estructura tradicional de familia de tipo patriarcal, el hombre trabajaba muchas horas y estaba fuera de su casa la mayor parte del día, y la mujer se quedaba en el hogar ocupándose de las tareas domésticas y del cuidado de los niños. La creciente lucha por la igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres genera cada vez un cambio más notorio en el mundo laboral y en las estructuras de las familias modernas.
La familia y la ley
La aceptación del divorcio como posibilidad que brinda el Estado de disolver el vínculo conyugal y la reciente extensión en el mundo de las parejas entre sujetos del mismo género, provocaron una nueva interpretación de la familia que, desde algunos sectores más conservadores es rechazada, pero seguramente resulte más positiva a medida que el ser humano siga evolucionando.
Cabe mencionar la importancia de las familias que deciden adoptar niños. Algunas deciden adoptar ante la imposibilidad de tener hijos, mientras que muchas otras lo hacen simplemente porque sienten la necesidad imperiosa de hacer el bien, en este caso, dándoles amor a niños que no han tenido la suerte de nacer en un hogar que pueda ofrecérselo. Esto representa, quizá, el gesto más noble y enaltecedor que un individuo puede tener.